Comprensión Lectora. La misteriosa sonrisa del cuadro más famoso del mundo.
Mi hermano Juan tiene siete años y se pasa el día preguntando.
—Julia, ¿cuál es el cuadro más famoso del mundo?
—No sé. Hay muchos cuadros famosos.
—Pero tiene que haber uno que sea el más famoso. —La Gioconda o La Mona Lisa —dije para que me dejara.
—En qué quedamos, ¿La Gioconda o La Mona Lisa?
—Es el mismo cuadro, y lo pintó Leonardo da Vinci. Busqué una imagen de este famoso cuadro y se la enseñé a Juan.
—¿Este es el cuadro más famoso del mundo? —me dijo como si el cuadro no mereciese esa categoría—. ¿Y qué tiene de especial?
—Ya te he dicho que hay muchos cuadros que son famosos. Y este es uno de ellos. Si te fijas bien, parece que la Gioconda está ahí de verdad mirándonos y tiene una misteriosa sonrisa.
—Es verdad, parece que está a nuestro lado y que el paisaje está muchísimo más lejos. Pero ¿de qué se ríe? —Su sonrisa es misteriosa, no sabemos por qué sonríe. Juan no dejaba de mirar el cuadro y parecía que la figura de la Gioconda le tenía fascinado.
—Hay cuadros que parecen mágicos, y cuando los miramos notamos que hay algo que nos obliga a seguir mirando. Tú, por ejemplo, llevas un buen rato sin apartar los ojos.
—¡A mí no me pasa eso!
—Le pasa a muchísima gente. Mira, este cuadro está en el Museo del Louvre, y cuando los visitantes lo ven se quedan boquiabiertos y no pueden apartar la vista de la Gioconda.